Filtrar y limpiar: el gran trabajo de pequeñas especies
Aunque suelen pasar desapercibidas, muchas especies pequeñas del fondo marino cumplen una función ecológica imprescindible: filtrar el agua y mantener los ecosistemas marinos limpios y equilibrados.

Su labor silenciosa sostiene la cadena trófica, mejora la calidad del agua y favorece la biodiversidad.
¿Quiénes son estos “limpiadores invisibles”?
Esponjas, ascidias y bivalvos: los grandes filtradores
Estos organismos sésiles viven fijos en rocas, gorgonias o sobre fondos duros. Se alimentan filtrando partículas microscópicas del agua, como fitoplancton, bacterias o materia orgánica en suspensión.
· Las esponjas bombean agua constantemente a través de sus poros, reteniendo partículas y expulsando agua limpia.
· Las ascidias tienen una estructura en forma de saco que permite una gran eficiencia en la filtración.
· Los bivalvos como mejillones u ostras, filtran miles de litros de agua al día y fijan nutrientes en el fondo marino.
Este proceso no solo les permite alimentarse, sino que contribuye directamente a la claridad del agua y al equilibrio de nutrientes.
Los detritívoros: el escuadrón de limpieza del fondo marino
Los animales detritívoros eliminan materia orgánica muerta, tanto de origen animal como vegetal. Son un verdadero equipo de limpieza que incluye muchas especies. Entre las más conocidas, destacan los pepinos de mar (como Holothuria tubulosa), que trabajan sin descanso removiendo y filtrando la arena, y los cangrejos ermitaños (como Pagurus anachoretus), que se apresuran a eliminar los restos de animales muertos que caen al fondo.
Sin embargo, este grupo también incluye otras especies que no identificaríamos de inmediato como limpiadoras del fondo marino, como las estrellas de mar, los gobios, las langostas o ciertas gambas, entre muchas otras.
Generar oxígeno y filtrar el fondo
Las algas y las plantas marinas son grandes depuradoras de C02 y generadoras de oxígeno, y son absolutamente fundamentales para mantener la biodiversidad marina. De hecho, se considera que tanto la posidonia oceánica como las algas pardas absorben más dióxido de carbono que los bosques terrestres.
Además de oxigenar el agua, protegen la línea de costa de la erosión. y dan refugio a una enorme cantidad de vida marina.
Conclusión
En un contexto de cambio climático, contaminación y presión sobre los hábitats marinos, el papel de estas especies es más crucial que nunca.
A menudo invisibles o poco consideradas, son la base de un sistema sano y resiliente. Detrás de la belleza del mundo submarino hay un trabajo constante y silencioso realizado por ellas
Observarlas con atención, conocer su función y respetar su entorno es también una forma de bucear con conciencia y contribuir a la conservación del mar.